Nuestro sentido del olfato es uno de los sentidos más primarios, ejercen una sorprendente influencia sobre nuestros pensamientos, emociones, estados de ánimo, recuerdos y comportamientos.
Los aromas se experimentan mucho antes que las palabras.
Los aceites esenciales son tan antiguos como las primeras civilizaciones: se cree que los egipcios ya usaban aceites esenciales con fines cosméticos, medicinales y religiosos.
A diferencia de los aceites vegetales, como el de oliva, los aceites esenciales son sustancias muy concentradas que se usan en cantidades mínimas, teniendo como característica principal su potente fragancia. Se extraen de flores, hojas, resinas, frutas o raíces.
Las investigaciones demuestran que los resultados de los aceites esenciales son muy efectivos para aliviar el estrés, estabilizar nuestro estado de ánimo, mejorar el sueño, dolor, aliviar las náuseas y aumentar nuestro nivel de energía y memoria.
Utilizar una combinación de aceites aumenta el efecto que el uso de un solo aceite, a esto se le conoce como sinergia y las posibilidades son casi infinitas. Para conservar de la mejor forma tus aceites esenciales, te recomendamos guardarlas en un frasco opaco y un lugar fresco.
Finalmente, te recomendamos que te apliques una pequeña cantidad en la piel antes de usarlos, para detectar una posible alergia.
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Fuente: mercola.com
